Yo empecé también con un SEAT Ibiza passion 3p, 1.4 60CV. El único lujo que tenía era los elevalunas eléctricos, ni dirección asistida, ni A/A, ni llantas de aleación... Muy básico. La verdad es que era muy alegre en reacciones y llevándolo alto de revoluciones hacía lo que querías. Ningún problema destacable ( 1 guardapolvos y el cable del embrague). Como pega, los veranos sin A/A , acababas empapado después de los atascos, y la dirección, parece mentira que un coche tan pequeño pudiera pesar tanto en parado. Aprendí a aparcar con inercia y el mínimo de maniobras con tal de no mover de más el volante. A los 3 años, en una retención, un volquete no frenó y embistió por detrás al coche que tenía detrás. Resultado: dio contra el mío y gracias a que tenía el volante girado no dí al de delante, vueltas como una peonza y acabé en la mediana con el morro mirando a la contra. Siniestro total.
Cambié tras el siniestro a un SEAT León I sport 1.6 105 CV. Muy contento al principio (más grande, climatizador, llantas... tras venir de uno sin nada estaba encantado). Había que llevarlo alto de vueltas también, si no no tenía empuje, gracias a eso tenía unos consumos altos. Empezó a dar problemas. Tras una revisión, me lo encontré un día con todo el suelo del copiloto encharcado (como 2 dedos de agua, parecía una charca). Reclamé al concesionario y lejos de reconocer que no habían ajustado la tapa del filtro del aire, me dijeron que la carcasa estaba deformada. Estuve más de 1 año llevando saquitos de antihumedad que se licuaban casi el mismo día, arrancando con un trapo a mano porque de la humedad se empañaban todos los cristales por dentro, una odisea. El espejo plegable del piloto tuvo lo suyo también, se quedaba el motor funcionando al plegarlo. Lo llevé en garantía también, y cuando fui a recogerlo me dijeron que habían cambiado directamente el motor. Según lo arranqué, lo mismo, ni se habían molestado en mirarlo. Después de eso, más adelante, el coche se paraba en marcha (1 vez a "buena velocidad" por el carril izquierdo, teniendo que girar poco a poco hasta quedarme frenado en una isleta pintada, la otra en una incorporación, donde había un puente sin arcén y casi me embiste una grúa que iba correctamente por la vía principal, pensé que no lo contaba, el tramo de puente (unos 10-15 metros) se me hizo eterno). En las 2 ocasiones me cambiaron las bobinas de encendido. Tras eso no me fiaba, y cambié de coche. Como pros: Mullido de asientos, tirando a duritos y la suspensión, que era también bastante durita. En tramos de montaña era muy divertido.
El siguiente y anterior al Octavia, Subaru Impreza 5p 2.0 160 CV, 4x4 permanente no desconectable con reductora. Una maravilla. Bastante espartano en acabados interiores y bastante estrecho de espacio, pero para el conductor una maravilla. Al ser atmosférico también había que llevarlo subido de vueltas para los cambios y consumos medios de 9-10 l / 100 . El coche iba sobre carriles, nunca he estado tan contento con las curvas, tramos de montaña, conducir en circunstancias adversas (nieve, niebla, lluvia...). Al poco de comprarlo el climatizador se volvió loco y me ponía la calefacción a tope porque detectaba 0 grados en el exterior. Lo llevé al concesionario y lejos de reconocer que no habían montado bien el sensor de temperatura delantero me dijeron que yo debí haberle dado un golpe (esto con todo el frontal impoluto, sin ninguna marquita), me hicieron pagar 35€ por el ajuste del sensor. Puse una queja a la marca, que no llegó a nada. Por lo demás nada fuera de lo habitual, su mantenimiento, correa distribución, embrague. Tras la reparación del embrague no me lo hicieron bien y tuve que llevarlo varias veces, porque sonaba. Después de tantas visitas algo debieron hacer porque sonaba el diferencial y además tenía encendido permamentemente el chivato de emisión de gases. Tras valorar cuanto costaría reparar las 2 cosas decidimos cambiar de coche, muy a mi pesar, ya que por los años que tenía no compensaba, y como valor sentimental no podía permitirme quedarme con él. Lo vendí a compraventa por 2800 €
Y ya por fin, el Octavia. Como primaba el dinero, ya que aún tenemos hipoteca para siglos, elegí el 1.0 TSI 115 CV combi. He de decir que no estaba convencido cuando me lo "vendieron" inicialmente en el concesionario, pero tras insistirme mucho en que lo probara, y tras darme una vuelta con él, no me pareció mal, así que me animé a ese motor. La prueba de fuego de ir con niños y cargado la ha aprobado con buena nota, empuja muy bien y salvo algún tramo muy concreto tampoco hace falta bajar tan habitualmente de marchas. Pros: Mucho más avanzado en tecnología (el subaru no tenía nada, de hecho sólo admitía CDs de música, no mp3), muy amplio interiormente, un maletero glorioso, no es excesivamente grande exteriormente, el motor responde muy bien, consumos muy moderados (he pasado de con 45l hacer 400 km/depósito a 740km/deposito). En resumen, alo que habéis dicho muchos, es un 8 en todo a pesar de no destacar especialmente en nada (bueno, sí, en maletero). Como contras: La trasera es más nerviosa, se descoloca más de lo que me gustaría (también es cierto que no lo puedo comparar con el subaru), es tan silencioso que a veces hasta dudo de haberlo arrancado (soy más de sonidos de motor, para cambiar de oido).